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8 de abril de 2015

Escudo

SALMO 3:3: “Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.”
Las batallas de la antigüedad se caracterizaban principalmente por la lucha cuerpo a cuerpo. A medida que fueron pasando los años, cada ejército inventó mayores protecciones para protegerse de las flechas y la espada del enemigo. El escudo era una herramienta indispensable para evitar ser herido y lastimado en la lucha cuerpo a cuerpo. La costumbre de la época era lanzar flechas encendidas sobre el adversario. Es por eso que los escudos los hacian de cuero y los mojaban, antes de batallar, para apagar las flechas de fuego. La tecnología de hoy dia prácticamente eliminó la guerra cuerpo a cuerpo donde es más una guerra “fria” dirigida, por medio de armas sofisticadas, donde se lanzan los ataques sin necesidad de tener cerca al enemigo. Si bien no todos hemos ido o iremos a una guerra, como cristianos todavia tenemos que usar el escudo espiritual para protegernos del ataque del diablo y sus demonios.
La vida cotidiana es una lucha diaria, donde tenemos que enfrentar desafíos y el feroz ataque de personas, muchas veces influenciadas por el maligno. Esto puede ser en el trabajo, en el barrio o en la familia. Somos atacados duramente y quedamos heridos. El pasaje de hoy nos motiva a darnos cuenta que tenemos El Escudo más protector, que es el Señor. El está dispuesto a rodearnos con su poder para que nada ni nadie nos haga daño. Nunca se olvide: Cada mañana, antes de salir para el trabajo o cualquier otra actividad, tome El Escudo, que es el Señor. Hágalo tambien al acostarse a dormir cada noche. Pídale a Dios que refuerce su protección sobre su vida y podrá caminar y dormir seguro en medio de un mundo inseguro. ¡Nuestro Dios es un verdadero escudo protector!


CONFESION DE FE:
EL SEÑOR JESUCRISTO ES MI ESCUDO PROTECTOR LAS 24 HORAS DEL DIA

ORACION:
Señor, gracias porque tú eres mi escudo en todo momento. Gracias te doy porque puedo hacer mis tareas tranquilo y dormir bien seguro teniendote a ti como mi Protector. Amén.

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