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11 de julio de 2019

Ambicion o Avaricia
La ambición es el deseo por superarse y llegar mucho más lejos. Provee la motivación y determinación necesaria para lograr objetivos y metas en la vida. En ocasiones, se suele confundir la ambición con la avaricia, mediante la cual, una persona avariciosa podría dañarse a sí mismo o a los demás para conseguir lo que desea.
La ambición en contraste, tiene que ver con el deseo de ser mejor. A lo largo de la historia se pueden señalar numerosos ejemplos de ambiciosos, como por ejemplo, Napoleón Bonaparte, que quería extender su poder desde Francia hacia el resto de Europa, o el griego Eróstrato, que tenía la ambición de volverse célebre por medio de la destrucción del Templo de Artemisa.
En fin, que tener ambiciones en la vida no puede ser acuñado como malo, pero la avaricia es la otra cara. Podemos decir que la avaricia es una inclinación o deseo desordenado de placeres o de posesiones. La codicia, por su parte, es el afán excesivo de riquezas, sin necesidad de querer atesorarlas.
A través de la historia, la avaricia ha causado muchas bajas en el pueblo de Dios, pues en su afán por acumular riquezas, las personas han descuidado su relación con Dios y han sido infestados con el virus de la avaricia.
Tienen carro, pero quieren uno de paseo, tienen buena casa, pero no tiene piscina, tienen dinero suficiente, pero quieren acumular riquezas a cualquier precio, tienen Tv, pero quieren uno para cada cuarto de la casa, tienen lo suficiente para vivir, pero no se contentan con ello.
La avaricia nos hace esclavos y nos convierte en adictos a la adquisición de bienes que en la mayoría de los casos el avaricioso no necesita en lo absoluto.
¿Conoces personas así? Estoy seguro que conoces a alguno con estas características en tu congregación, que por acumular bienes ha descuidado su relación con su creador.
Versículos para hoy:
“…porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto…” (1 Timoteo 6:7-8)
Es mi deseo que no caigas en lazo del diablo, y vivas contento con lo que Dios ha puesto en tus manos.

  “… Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”   hebreos 12:1.  ...