Porque en virtud de la gracia
que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí
que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe
que Dios ha distribuido a cada uno. Romanos 12:3
Estas palabras del apóstol a los
gentiles, nos deja claro que en lo personal debemos se prudentes a la hora de juzgar nuestras capacidades y nuestra propia
persona. Indiscutiblemente que hay personas en nuestras iglesias muy preparadas,
con estudios teológicos a nivel de licenciatura, maestrías, post grados incluso
doctorados internacionales, lo que los coloca en un nivel intelectual alto en
relación con los demás. Pero el error de muchas personas, es que se envanecen y
llegan a pensar que por su preparación, deben darse un lugar por encima de todas
las demás personas, en todas las áreas del
saber y en las áreas profesionales incluso de los demás. Me explico: Usted puede llegar a ser el mejor de
los pediatras, incluso llegar a ganar el premio nobel en su área. Pero quizás sea
un neófito en el área de gastroenterología, esto así porque aunque usted sea médico,
esa especialidad no es la suya. Seria un error pensar que usted por haber
llegado tan alto en su rama, se crea superior a todos los demás médicos y comience
a hacer recetas para otra área que no es la propia.
El ser humano por naturaleza, siempre
entra en competencia con los demás y suele opinar de todos los temas, como si fuera
experto en todo, por que ostenta una posición cimera en alguna institución. En esta
vida debemos saber que todo lo que sube- baja y todo lo que nace-muere. Por lo
tanto, como estamos de paso en esta tierra, debemos acoger el mensaje del apóstol
de aprender a pensar de si mismos con cuidado, con cordura. Pues se puede llegar
al punto de la arrogancia y de pensar que nadie mas pudiera hacer lo que
nosotros hacemos, porque nadie más tiene esa capacidad y que sin nosotros todo se cae. Cuan equivocados
estamos si pensamos así!. Puedo decirte que es posible que al ser sustituido de
tu puesto, puede llegar una persona que incluso en menos tiempo, lo haga mejor
que tú.
Una de las cosas que delatan a
los que tienen capacidad limitada, es que siempre tratan de opacar el trabajo de
los demás y de hacer creer a los demás, que no tienen la capacidad de ocupar su
puesto. Convencer a los demás de que solo usted pudo alcanzar lo que se ha logrado y
que no hay un método mejor de hacerlo, es mezquindad, eso lo hace su miedo por perder el puesto. Eso es una señal de que ya se ha llegado a un punto muerto en su
capacidad; no abren su mente a nuevas estrategias, son inflexibles al cambio.
La aptitud de aquellos que tienen
la oportunidad de entender e interpretar esas cosas debe ser, continuar capacitándose,
hacer las cosas con excelencia y esperar su momento. Ya que en esta vida nada
es para siempre.
Si los que ocupan puestos cimeros
entendieran esta realidad, se preocuparan por preparar líderes, por asesorar a
los que están a su alrededor y por capacitar para dejar un legado, las instituciones
mantuvieran su escalada uniforme hacia el éxito. Pero el egocentrismo y el pensar
que podemos perderlo todo por que otro ocupe nuestro lugar y haga las cosas
mejor, hace que las instituciones no crezcan. Aprendamos del apóstol. La humildad es definida como la virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.
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