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26 de noviembre de 2014

Estas atravesando un desierto ?

SALMOS 136:16 “Al que guió a su pueblo por el desierto; su gran amor perdura para siempre.”

Al igual que el pueblo de Israel tuvo que atravesar un desierto por un largo tiempo después de que fue liberado de la esclavitud a la cual lo había sometido el Faraón de Egipto, a nosotros también nos toca recorrer nuestro propio desierto. El desierto es aprendizaje y la duración del mismo dependerá de nuestra capacidad de aprendizaje.
Si aprendemos rápido, saldremos pronto de él. Si nos cuesta mucho aprender entonces nos tardaremos más. Este aprendizaje va íntimamente ligado a la obediencia. Si somos obedientes, aprenderemos rápidamente. Si por el contrario, nos dedicamos a ignorar voluntariamente los preceptos que ha establecido DIOS para nuestra vida, entonces el aprendizaje será lento y tedioso.
¿Estás siguiendo la sabia dirección de DIOS para tu vida?

Recuerda la experiencia del pueblo de Israel que se tardó cuarenta años para alcanzar la tierra prometida.
¿Quieres una vida que progrese lentamente con poco desarrollo espiritual o prefieres avanzar rápidamente hacia la madurez en Cristo?
En tus manos está la respuesta. Recuerda, la obediencia a DIOS es la clave de todo este asunto. A veces nuestro deseo de creer que DIOS puede sacarnos de la situación en que nos encontramos disminuye debido a la excesiva presión a la que estamos siendo sometidos. Nos cansamos de esperar y comenzamos a reclamarle a DIOS y a refunfuñar como si nosotros supiéramos más que ÉL acerca de cómo obtener soluciones efectivas. DIOS desea que nosotros seamos obedientes a Su llamado y a Su guía.

Si tu fe se ha debilitado recuerda todas las maravillosas cosas que ÉL ha hecho para ti y por ti. ÉL nunca te ha abandonado aunque pienses que esto haya ocurrido porque has llegado a un punto en ese desierto que ya no puedes más. Descansa en la fortaleza de nuestro Señor Jesucristo. ÉL tiene poder y autoridad para resolver cualquier cosa por imposible que ello parezca.
No lo dudes ni un instante. ÉL espera que nosotros confiemos completamente en ÉL.

ORACIÓN: Gracias Padre Celestial porque Tú nunca me abandonas y me ayudas a caminar en esta vida. Sé que Tú estás a mi lado y me colmas de bendiciones, dándome esta vida, salud, trabajo, el amor de mi familia, el cariño de mis amistades, el pan diario de cada día y muchas otras cosas más. Gracias DIOS mío por las muestras de Tu amor. En el nombre de Cristo, amén.

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